Vivir en las fronteras amazónicas de Perú es una condena a la resistencia. Resistir al abandono del Estado, resistir a las actividades ilegales, resistir al abuso y persecución de quienes se sienten con derecho a invadir territorios porque saben que es muy poco probable que la justicia los alcance. Los taladores persiguen a los indígenas asháninka que viven en la frontera con Brasil, mientras que los narcotraficantes no dan tregua a los tikunas cerca de Colombia. Ambos defienden sus bosques de actores ilegales que promueven la tala de maderas preciosas y hoja de coca. Son historias de resistencia de quienes luchan en la Amazonía de Perú, por no convertirse en una cifra más en los reportes de defensores ambientales asesinados.
La base de datos de Tierra de Resistentes comprende más de 2.400 hechos victimizantes contra organizaciones, comunidades y defensores del medio ambiente ocurridos durante 10 años en 12 países de Latinoamérica. Esta información es pública.