Desde la siempre fría Ushuaia, la provincia más austral del continente, hasta las montañas áridas y secas de La Puna, en el noroeste argentino, los líderes ambientales resisten al avance de multinacionales que, bajo la vieja promesa de desarrollo, arremeten contra los modos de vida de pobladores y comunidades, agotan recursos naturales, y destruyen la fauna y la flora de las regiones. La extracción del litio en Jujuy, la megaminería a cielo abierto en Catamarca y San Juan -entre otras provincias- o los conflictos de tierras en La Patagonia. En todos estos conflictos, las empresas tejen una trama con el Estado -a veces sutil, a veces explícito- que ya ha arrojado víctimas mortales.